¿Qué es la depresión infantil y cómo se manifiesta?
Diferencias entre tristeza normal y trastorno depresivo
Es normal que los niños se sientan tristes en ciertos momentos. Sin embargo, cuando esa tristeza se mantiene durante semanas, afecta su rutina diaria y aparece junto a otros síntomas, podría tratarse de una depresión. A diferencia de los adultos, la depresión en niños suele expresarse de manera distinta, a veces mediante irritabilidad o problemas de conducta.
La clave está en observar si el estado de ánimo bajo persiste y limita su interés por jugar, relacionarse o rendir en la escuela. La tristeza ocasional no es preocupante, pero si se combina con baja autoestima, fatiga constante o aislamiento, podría tratarse de un trastorno depresivo.
Señales de alerta según la edad del niño
Los síntomas de depresión infantil pueden variar según la edad. En preescolares, puede aparecer una dependencia excesiva hacia los padres, llanto frecuente o problemas para dormir. En niños mayores, es más habitual observar apatía, cambios de humor, bajo rendimiento escolar o retraimiento social.
En todos los casos, es fundamental observar cambios bruscos en el comportamiento o en la forma de relacionarse con su entorno. La atención temprana puede marcar una gran diferencia en la evolución del problema.
Principales formas de depresión en la infancia
Trastorno depresivo mayor: síntomas intensos y persistentes
Este tipo de depresión se caracteriza por una aparición clara de tristeza intensa, desinterés por actividades que antes disfrutaban y alteraciones en el sueño o el apetito. Las características de la depresión infantil en este caso pueden incluir también pensamientos negativos sobre sí mismos o incluso ideas relacionadas con la muerte.
Cuando estos síntomas persisten al menos dos semanas y afectan la vida diaria del niño, es esencial acudir a un profesional de la salud mental.
Distimia: la tristeza que se prolonga en el tiempo
La distimia es una forma más leve pero crónica de depresión. En niños, puede pasar desapercibida porque los síntomas no son tan intensos, pero duran más de un año. Suelen ser niños que siempre están de «mal humor», con baja energía o autoestima, y que rara vez expresan alegría.
Es importante tener en cuenta que, aunque los síntomas sean más leves, pueden interferir en su desarrollo emocional y social si no se tratan a tiempo.
Trastorno de desregulación del estado de ánimo: irritabilidad extrema y rabietas frecuentes
Este tipo de trastorno se manifiesta con estallidos de ira frecuentes e intensos, desproporcionados para la situación. Es más común en niños de entre 6 y 10 años. A menudo se confunde con problemas de conducta, pero en realidad tiene un componente emocional profundo.
Puede coexistir con otros problemas como ansiedad o dificultades para controlar impulsos. El diagnóstico profesional es clave para diferenciarlo y tratarlo de forma adecuada.
Depresión atípica y otras variantes menos comunes
En algunos casos, la depresión en niños se presenta con síntomas poco habituales, como aumento del apetito, hipersomnia (dormir demasiado) o una reactividad emocional elevada. Estas formas pueden confundirse con otras condiciones o pasar desapercibidas.
Por eso es tan importante una evaluación profesional completa, que tenga en cuenta tanto los aspectos emocionales como los conductuales del niño.
Factores que pueden desencadenar la depresión en niños
Influencia del entorno familiar y escolar
Las relaciones familiares tienen un papel fundamental. Ambientes con alta conflictividad, separaciones, pérdidas o falta de afecto pueden predisponer al niño a sufrir depresión. Del mismo modo, situaciones de acoso escolar, exigencias excesivas o falta de apoyo en el ámbito académico también pueden contribuir.
Una comunicación abierta, el apego seguro y la estabilidad emocional en casa son factores protectores clave.
Cambios hormonales y desarrollo emocional
Aunque muchas veces se relaciona la depresión infantil con el entorno, también influyen factores internos. Cambios hormonales, predisposición genética o una maduración emocional más lenta pueden facilitar la aparición de estos trastornos.
En estos casos, el apoyo profesional y el seguimiento a largo plazo pueden ayudar al niño a comprender y gestionar mejor sus emociones.
¿Cómo apoyar a un niño con depresión?
Cuándo buscar ayuda profesional
Si notas que tu hijo presenta varios de los síntomas de depresión infantil mencionados, y estos interfieren con su vida diaria, es importante acudir a un psicólogo infantil o pediatra. Un diagnóstico temprano puede evitar que el problema se agrave y mejorar su evolución.
No hace falta esperar a que la situación sea grave. Pedir ayuda a tiempo demuestra preocupación y cuidado por el bienestar del niño.
Estrategias para padres y cuidadores
El papel de los adultos es clave en la recuperación. Escuchar sin juzgar, mostrar afecto constante y validar sus emociones son gestos que pueden tener un gran impacto. También es importante establecer rutinas, reforzar sus logros y ofrecer espacios seguros donde puedan expresarse.
En algunos casos, se puede complementar la intervención psicológica con terapia familiar o apoyo escolar, siempre adaptado a las necesidades del niño.

