El síndrome post vacacional en los niños puede aparecer tras los meses de vacaciones. Volver a la rutina tras más de 80 días de diversión, puede causar en muchas ocasiones cambios en las emociones de los más pequeños.
Durante las vacaciones, no hay horarios, oblaciones ni dietas que cumplir. Por esa razón, cuando todo esto llega a su fin, los niños se ven metidos de lleno en una rutina que no quieren empezar y que no saben como pararlo dando lugar al conocido como síndrome post vacacional.
¿Qué es?
No se trata de algo que suceda solamente en los adultos, también puede ocurrir con los niños. Ya que deberán recuperar su ritmo habitual con horarios, actividades y rutinas de alimentación.
De acuerdo con un estudio realizado por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria entre el 5% y el 8% de niños sufren las consecuencias físicas y psíquicas del síndrome. Mientras que entre los adultos es del 15%. También se dice que es más probable que aparezca en niños cuyos padres lo están sufriendo. Esto es debido a que le niño identifica la vuelta a la rutina como algo negativo y que no tiene solución.
Y en especial a niños que pasan de la educación primaria a la secundaria. Ya que saben que tendrán que enfrentarse a nuevos cambios y retos. De los que no han estado acostumbrados hasta el momento. Así como a niños que cambian de colegio y tienen miedo motivado por el desconocimiento frente a profesores y compañeros.
Síntomas del síndrome
Entre los síntomas podemos observar insomnio, apatía, llanto, vómitos o diarreas. Así como ansiedad, fatiga, falta de apetito, irritabilidad y falta de concentración en clase. Lo que significaría un rechazo total al colegio.
La mayoría de expertos coinciden en que es un problema que dura entre uno y tres días. A veces puede extenderse hasta una semana. El tiempo que necesita ese niño para adaptarse a su nuevo ritmo de vida habitual.
Si estos problemas persistieran, se recomienda visitar a un medico o a un psicólogo. Ya que podría desencadenar un problema mayor, como depresión.
«Detrás de ese estado emocional y físico que se ha mencionado anteriormente, se pueden encontrar dificultades de aprendizaje, miedo a profesores, presión de los padres por los resultados académicos, bullying, problemas de habilidades sociales o dificultades de adaptación al nuevo centro escolar, y no un proceso de adaptación natural a la nueva situación más exigente”, asegura Yolanda Cuevas Ayneto, psicóloga de la salud y del deporte.
Consejos para combatir el síndrome
Para evitar los síntomas, los expertos recomiendan que los padres tienen que hacerle ver al niño los aspectos positivos de la vuelta al colegio. Como por ejemplo volver a ver a sus compañeros de clase,volver a jugar con ellos, volver a las actividades extra escolares que les gustan…
También sería necesario que unos días antes de volver al colegio, los padres fueran ajustado los horarios de los niños a aquellos que vayan a necesitar. Y por ello, nunca habrá que volver de vacaciones la víspera de comenzar las clases. Porque puede afectar de forma muy negativa a los niños. De esta forma se podrá reducir de forma exponencial las posibilidades de sufrir este pequeño bajón emocional.
Preparar la vuelta al cole es algo que a los niños les suele hacer mucha ilusión . Y también puede reducir las posibilidades de que aparezca. Por ejemplo, ir a comprar el material escolar, forrar los libros o tener una mochila nueva.
Se recomienda también no dejar de realizar actividades veraniegas durante los primero fines de semana del mes de septiembre. De esta forma, el niño sentirá que el verano todavía no ha acabado y que sigue disfrutando de él.
Y nunca habrá que transmitirles la rutina o la vuelta al colegio como algo negativo. Ya que si los niños ven la vuelta al colegio como algo normal, no le darán demasiada importancia. Y no se presentará como un problema para ellos.
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