Se acerca ese temido y emocionante momento en el que tu pequeño debe dejar la leche materna de lado, pasito a pasito. Pero a muchos padres les asaltan las dudas sobre cómo afrontar la diversificación alimentaria de sus pequeños. ¿Cuándo empezarla? ¿Qué alimentos para bebés son mejores? Tranquilos, en este post resolvemos las dudas principales en torno a esta etapa tan alegre y caótica.
Poco a poco, la mejor manera
La alimentación a partir de exclusivamente leche materna (o la leche adaptada de inicio) se recomienda hasta los 6 meses de vida del bebé. Si no existen otras complicaciones, esto debería ser suficiente para que reciba la energía y nutrientes necesarios para su crecimiento.
Aunque a partir del sexto mes se puede comenzar la diversificación alimentaria, la leche materna debe seguir siendo el alimento principal hasta los 12 meses. Si no es posible hacerlo, dadle al menos 500 ml de leche adaptada. Aunque las leches de continuación (tipo 2) se pueden dar a partir de esta etapa, las leches de inicio (tipo 1) son incluso mejores.
Para comenzar la diversificación de tu bebé, empieza ofreciéndole una cucharadita de café de verdura o fruta triturada. Una sola variedad a la vez. De esta forma, tu bebé se irá acostumbrando a esos nuevos sabores y texturas. Además, esto permite comprobar si es alérgico a un alimento. Puedes darle manzana, pera, judías verdes, patatas, calabacín… Pero, al principio, evita los sabores muy fuertes como el puerro o la coliflor.
Observa siempre cómo reacciona tu bebé. Dáselo con cuchara y, si lo rechaza, añade el puré o la compota al biberón. Es muy importante que este puré esté muy diluido. Para ello, puedes rebajarlo con agua o con leche materna.
Cuidado con la leche
La leche de vaca no puede convertirse en habitual hasta los 12 meses, pero podéis dar al bebé pequeñas cantidades o utilizarla en la cocina de vez en cuando. También puede tomar ocasionalmente yogures o queso, aunque es recomendable ofrecer alimentos que no sean lácteos. Los productos semi o desnatados no son recomendables para niños tan pequeños. La leche de cabra y oveja tampoco es recomendable antes de los 12 meses.
Asimismo, es importante recordar que las «leches» de cereales, legumbres o frutos secos (avena, arroz, soja, almendras, etc.) no pueden sustituir a la leche materna o alternativas, ya que no son productos lácteos.
De la leche a los alimentos sólidos
El primer paso en la introducción de alimentos sólidos en la dieta de tu bebé es la alimentación con cuchara. Es importante que en su proceso de adaptación, el pequeño toque los alimentos y la cuchara, aunque en muchas ocasiones termine comiendo con los dedos. La cuestión es dejarle que lo haga solo. Dado que puede ser un ejercicio que ensucia bastante, se recomienda cubrir el suelo con papel o plástico.
Asimismo, no debéis forzar ningún alimento en el bebé. Si no le gusta una receta, se recomienda esperar unos días hasta ofrecérsela otra vez. Puede que lleve varios intentos que el niño acepte la elaboración. De hecho, si tu bebé tiene algún problema con las texturas espesas, vuelve a una textura más fina.
Algunos niños no aceptan la comida a cucharadas. Una alternativa para llevarlo a cabo es la «alimentación complementaria dirigida por el bebé» o baby-led weaning. Consiste en colocar los alimentos en bastoncillos o tiras que el bebé pueda coger con las manos.
En el caso de las bebidas, a partir de los 6 meses podéis empezar dárselas en un vaso especial: con tapa, boquilla y dos asas. A los 12 meses debería tomar todas las bebidas, salvo la leche materna, en una taza o vaso convencional. Pueden ser de plástico para evitar percances.
Etapas a seguir
Consejos y alimentos a vigilar
Precauciones que hay que tomar:
- Dadle pocas verduras ricas en nitratos (acelgas, espinacas, calabaza, etc.)
- Evitad los alimentos de consistencia dura (frutos secos, frutas pequeñas, verduras, etc.), con piel, huesos o espinas. Lo mejor es triturarlos o trocearlos y comprobar que no tengan agentes que puedan provocar un atragantamiento.
- Los zumos de frutas hay que diluirlos en agua y dárselos en pequeñas cantidades.
- No utilicéis los alimentos dulces como recompensa -hacedlo con juegos, pegatinas, etc.
- No añadáis galletas o cereales al biberón.
- No abuséis de las proteínas animales. No hay que superar los 20-30 gramos de carne o los 40 gramos de pescado al día, o una unidad en el caso de los huevos.
Recomendaciones varias
- Evitad los elementos de distracción (TV, otras personas) y escoged un momento en el que tu bebé y tú estéis tranquilos -especialmente, que no esté excesivamente hambriento.
- Para que la alimentación sea un éxito, prestadle atención y habladle durante la comida.
- Alternad parte de la toma de leche con un poco de comida triturada.
- Las comidas familiares pueden ser un buen momento.
- Adaptaros al ritmo del bebé; cada niño aprende a su ritmo.
- No dejéis nunca al bebé solo mientras come.
- Sentadlo en la trona, que no esté tumbado.
- Comprobad que la comida no esté muy caliente.
Alimentos prohibidos
- Sal o alimentos abundantes en ella (sopas de sobre, salsas, etc.), azúcar o alimentos ricos en él (galletas, chocolate, zumos de fruta, etc.) o miel.
- Quesos no pasteurizados o alimentos de origen animal poco hechos (huevos, carne, pescado, etc.).
- Té, café o infusiones.
- Cabezas de crustáceos (gambas, langostinos, etc.) contaminados con cadmio o pescados grandes (pez espada, cazón, etc.) contaminados con mercurio.
- Carnes procesadas (salchichas, embutidos, etc.) o hígado o patés de hígado.
Alimentos más alérgenicos
Es importante introducir estos alimentos de uno en uno, dejando unos días entre los mismos, y en pequeñas cantidades, para comprobar si el niño tiene alguna alergia alimenticia. Nunca deis estos alimentos antes de los 6 meses.
- Trigo y otros cereales con gluten (avena, centeno, cebada, etc.).
- Se recomienda introducirlos al principio de la diversificación alimentaria para reducir el riesgo de la enfermedad celiaca y la diabetes.
- Leche de vaca entera y derivados (yogur, queso).
- Pescados, huevos y marisco (almejas, calamar, etc.).
- Frutos secos (cacahuetes, nueces, etc.).
- Legumbres (soja, etc.).
- Frutas (kiwi, manzana, bayas, etc.).
- Semillas (mostaza, sésamo, etc.), apio y alimentos conservados en sulfitos.
La importancia de la alimentación en la infancia
La alimentación durante la primera infancia es fundamental para sentar las bases alimentarias del resto de la vida. Además, la buena alimentación en tu pequeño es muy importante para protegerlo de posibles enfermedades. Los errores nutricionales cometidos durante la infancia pueden tener consecuencias en la salud del adulto.
Durante los primeros años de su vida, tu hijo desarrolla multitud de facultades psicomotrices, cerebrales y cognitivas. En un año triplica su peso y crece un 40%. Su organismo tiene unas necesidades especiales: necesita más lípidos para alimentar su cerebro, más hierro para acompañar el crecimiento y para luchar contra las infecciones, más glúcidos para responder a sus necesidades energéticas y un aporte moderado de proteínas para no sobrecargar el organismo.
Según varias investigaciones a nivel mundial, los primeros 1000 días de vida del bebé determinan en gran medida su salud a lo largo de su vida, más allá de los genes.
Y es que, el organismo de los más pequeños está en pleno desarrollo y sufren un periodo de rápido crecimiento. Por este motivo, es imprescindible que reciban una nutrición equilibrada y saludable desde la concepción.
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